El Aralkum es un desierto que sirve de frontera entre Uzbekistán y Kazajistán (Asia central). Pero no hace mucho, en los años sesenta del siglo pasado, era el cuarto lago más grande del mundo. En uno de los mayores delirios de la mente humana, el desarrollismo de aquellos años provocó el desastre: buscando irrigar amplias zonas de la región, las autoridades de la Unión Soviética (a la que pertenecían entonces ambas repúblicas) salpicaron de presas y embalses los ríos que alimentaban al mar de Aral. La consecuencia tardó unas décadas en manifestarse, pero cuando lo hizo fue demasiado tarde para dar marcha atrás. El Aral ha perdido casi el 90% de su extensión y más del 93% de su volumen, dejando tras de sí tierra yerma por la acumulación de sal. Ahora, un grupo de científicos ha descubierto que el antiguo lecho marino se está elevando liberado de la masa de tanta agua.
El antiguo lecho marino, ahora convertido en desierto, se ha elevado, tras perder casi el 90% de su extensión y más del 93% de su volumen
El Aralkum es un desierto que sirve de frontera entre Uzbekistán y Kazajistán (Asia central). Pero no hace mucho, en los años sesenta del siglo pasado, era el cuarto lago más grande del mundo. En uno de los mayores delirios de la mente humana, el desarrollismo de aquellos años provocó el desastre: buscando irrigar amplias zonas de la región, las autoridades de la Unión Soviética (a la que pertenecían entonces ambas repúblicas) salpicaron de presas y embalses los ríos que alimentaban al mar de Aral. La consecuencia tardó unas décadas en manifestarse, pero cuando lo hizo fue demasiado tarde para dar marcha atrás. El Aral ha perdido casi el 90% de su extensión y más del 93% de su volumen, dejando tras de sí tierra yerma por la acumulación de sal. Ahora, un grupo de científicos ha descubierto que el antiguo lecho marino se está elevando liberado de la masa de tanta agua.
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